pararte   UN MOMENTO... Y SINTONIZA CONTIGO

Guitarra-Flor

"LA VIDA ES BELLA VÍVELA,
LA VIDA ES ARTE CONTÉMPLALA
LA VIDA ES MISTERIO DESCÚBRELA"

Madre Teresa de Calcuta

Para que recorras ese camino día a día, en medio de los conflictos, agobios, prisas, dudas, ruidos, incertidumbres... dispersiones... necesitas ESPACIOS DE SILENCIO...  DE ESCUCHA... DE ENCUENTRO CONTIGO Y CON DIOS

 HOY puede ser un buen momento

 

Busca un lugar dónde estés tranquil@, dónde puedas sentirte a gusto.
Sitúate lo más cómod@ posible.
Desconecta tu "movil",... ahora no te va a hacer falta.
Relájate, .... trata de serenarte. Ayúdate con algún ejercicio de respiración. Si te ayuda, recorre tus propias sensaciones. Escucha amistosamente a tu propio cuerpo. Hazte consciente de lo que te dice: cansancio, dolor, armonía inquietud... No rechaces nada, no quieras razonarlo. Simplemente, acógelo, acógete tal y como estás
Hazte consciente de que Dios está contigo.... y te quiere como eres. Estás habitad@ por EL.         
Pídele que abra tu corazón y te conceda escuchar.

Disfruta de estos momentos, y agradéceselos a Dios.

 

 

 

  • Nada de lo que sucede en el mundo, ni en tu vida, se puede ocultar a la mirada amorosa de Dios, Padre y Madre.

  • El está atento "escucha el clamor de su pueblo", conoce nuestras alegrías y nuestros dolores...

  • El mundo está en su corazón. El derrama constantemente su ternura sobre cada un@, abraza todas tus situaciones.

Lee despacio este breve texto de los Hechos de los Apóstoles,

EN DIOS VIVIMOS, NOS MOVEMOS Y EXISTIMOS

(Hech. 17,28).

 

  • Repítelo varias veces, tranquilamente, tratando de que te llegue al corazón. Aprópiatelo: EN DIOS VIVO, ME MUEVO Y EXISTO. Deja que te llegue a tus entrañas.

  • Hazte consciente de los sentimientos que te surgen.

  • ¿Qué deseos te surgen? ¿a qué te invitan?.

  • ¿Qué dificultades tienes para vivir la presencia de Dios en lo cotidiano de tu vida?, ¿qué actitudes descubres en ti?

 


Deja que hable tu corazón y escucha a qué te invita.

  Termina este reto, leyendo este texto
    "¿Hasta dónde deberá llegar mi confianza, Señor?

A la pregunta trémula, siguió la verdad esclarecida:

- Hasta que entre en las agudas incertidumbres, con la plácida serenidad con que entra un río en el océano.

Hasta que descanses segur@ en medio de la zozobra.

Hasta que vivas perdid@ en la grandeza de Dios, con el mismo abandono venturoso con que una gota de agua vive perdida en el mar".

(P. Manuel Marín Triana. Remanso de Peregrinos. Confianza XXI)

 

Otra oración